1/2/16

El viajero



Y aquí me hallo. Ante la mayor decisión de mi vida, en una situación que nunca habría podido imaginar, ante el cambio más doloroso e importante que afrontaré nunca. Elegir entre lo que debo hacer, elegir entre que lo que quiero hacer. Elegir entre lo que para ti será bueno o no.

No recuerdo bien como comenzó todo. Los viajes dejan mi mente bastante embotada. Se que empezó por casualidad, poco después de que un día perfecto y lleno de sentimiento en el que celebrábamos algo que ni recuerdo, me regalaras el que ahora es mi reloj de bolsillo. Con un baño de plata y una lograda decoración en la tapa. Un reloj al que le doy cuerda siempre, a fin de mantenerlo perfectamente en hora.

Descubrí que tenía la capacidad de viajar. Al principio pensé que había sido una ilusión, que había sido una alucinación enfermiza, pero lo volví ha hacer, y luego otra vez y otra y otra. Y empecé a estar más tiempo en el pasado, hacía el viaje y en vez de estar unos segundos, me quedaba minutos, luego horas, días y semanas. Podía viajar en el tiempo, y podía hacerlo hacia atrás, hacia delante... Vi cosas increíbles. Sólo necesitaba mirarme en un espejo mientras me concentraba en el sonido de las manecillas del reloj moviéndose, mientras lo apretaba en mi puño. Y de repente experimentaba en mi interior una sensación... Como si mi consciencia se desvaneciese, y algo dentro de mí decía "atrás" o "adelante" algo dentro de mí, manifestaba el deseo de mi consciencia por ir a un punto del pasado o del futuro y de repente me encontraba allí. No sé cuanto viajé hasta que por mi mente pasó esa idea que definiría toda mi vida...

Un día pensé en ti. La mujer de mi vida. Pensé en cuanto te amaba, pensé en cuanto daría por ti, en que no había nada que no quisiera hacer para mejorar tu estado de vida, para hacerte más feliz. Y entonces no pude evitar pensar en tu triste historia. En cuando perdiste a tus padres a manos de un... No pude evitar recordar todo lo que me habías contado a mí y sólo a mí. En el miedo que habías pasado durante tantos años. En el trauma que habías sufrido. Completamente sola, sin familiares que pudieran atenderte, una niña pequeña contra el mundo, en las familias de acogida en las que nunca encajaste, unas buenas y otras malas. En que tuviste que madurar de golpe y convertirte en una adulta que cuidara de si misma, en la mujer fuerte que eres ahora y a la que amo. No pude evitar pensar en que nunca tuviste infancia, porque un monstruo entró en tu casa una noche y convirtió un hogar en la escena de un grotesco crimen. No pude evitar pensar que podía salvarte de eso.

Y que derecho tengo a hacerlo, tu deberías ser la única que pueda decidir sobre tu vida, si alguien decide cambiarla por completo, como la cambiaría evitar ese acto, deberías ser tú. ¿No? Cierto, pero esta capacidad que poseo y no comprendo... No te la puedo pasar, no puedo ni siquiera explicártela, no puedo viajar contigo, no sé como hacerlo y no creo que pueda... Este don, es una maldición que debo cargar completamente sólo. Una maldición ya que tengo el poder de viajar, de corregir los errores y desgracias del pasado, de cargar con las consecuencias de cambiar el futuro... Esta maldición sólo puedo llevarla yo, así que mi amor... Debo tomar esta decisión por ti.

Con los viajes adquirí la visión. No se como explicar esta capacidad que acompaña a mi capacidad de viajar. Cuando cambio algo en el pasado y vuelvo hacia el presente, o más bien el presente que he creado... Es como si pudiera ver que cosas han cambiado... No lo veo, tomo consciencia de los cambios, de lo que compone el nuevo presente, que obviamente ya no es el mío.

Pero si no es mi presente... Yo, debería haber desaparecido en el tiempo. ¿verdad?, no sé, todos hemos visto eso en películas de ciencia ficción, todos recordamos a Marty Mcfly desvaneciéndose mientras tocaba la guitarra en el baile de fin de curso de sus padres, ya que estos parecían crear un futuro en el que él no existía... 

Pues parece ser que para mi no es así. Las veces que he cambiado el pasado y el presente en consecuencia, cuando he viajado a ese nuevo presente, yo no existía, existía otro yo, fruto de ese pasado que había alterado. Y no sé porqué, pero yo seguía existiendo, quedaba fuera de la vida, de alguna forma, era el último resquicio de un presente que yo mismo había destruido al cambiar el pasado que había creado ese presente. Yo era el último resto de ese presente volatilizado, de ese presente no nato, de ese presente disuelto. Yo era la única prueba de que alguna vez había existido dicho presente.

La visión, o lo que sea, la capacidad de ser consciente de los cambios, de ser testigo de la nueva realidad creada y de sus detalles... Tiene un gran problema. Elimina recuerdos para sustituirlos por esos detalles nuevos. El cerebro, la memoria, supongo que tiene un límite, así que borra datos innecesarios de una realidad inexistente para almacenar datos de la nueva realidad existente. Sin embargo he conseguido que la visión no borre ciertas cosas, y los únicos recuerdos que están a salvo de este formateo cerebral son los que poseo junto a ti. He perdido algunas cosas, algunos detalles de menos importancia hasta conseguir poner a salvo mi vida contigo, pero salvo un par de virutas, recuerdo todo, y esos recuerdos son lo único que hace que no pierda la cordura, que no me convierta en un demente con la capacidad de viajar en el tiempo. Desde tu mirada, que era preciosa, a tus caricias. He olvidado quien era yo antes, he olvidado quienes eran mis padres, mis amigos... No sé si alguna vez tuve perro o mascota alguna, no sé a que me dedicaba, pero a ti, a tu grandeza, a tu perfección, las recuerdo como si las acabara de sentir, y es la única forma que tengo de sentirte, de tenerte conmigo, de no perderte.

Porque ya sé lo que pasa si cambio esa parte de tu pasado, a fin de que no sufras ese horror y ese trauma... Si lo hago... Te pierdo para siempre. Pero no adelantemos cosas.

Uno de mis últimos descubrimientos fue... Que no sólo podía cambiar el pasado, alterando presente y futuro, sino que podía revertir los cambios que yo mismo había hecho. Es decir. Si yo viajaba en el tiempo y mataba a mi padre, creaba un presente y un futuro totalmente distintos. En el que lo más relevante es que yo nunca existía. Pero si este futuro recién creado no me gustaba siempre podía volver al pasado y no hacerlo. No, no me encontraba conmigo mismo intentado matar a mi padre... Ni nada similar, simplemente yo viajaba al mismo tiempo donde yo había matado a mi padre al momento exacto... Y no lo hacía, y en consecuencia no pasaba. No sé explicarlo, no le veo ni la lógica ni la coherencia. No soy científico, ni físico, no creo serlo pues ya no recuerdo que soy. Sólo soy un hombre senil a causa de los viajes en el tiempo. Sólo me he encontrado con mis "yo" del futuro, con el yo que nace en un presente y futuro que yo he alterado, un yo que nunca ha viajado ni posee esa capacidad, y evidentemente nunca he interactuado con ninguno de esos yo. En fin he recordado esto porque es importante.

Continúo. Decidí tomar esta decisión, decidí salvarte de ese trauma de ese horror, de ese loco homicida que cambiaría para siempre tu vida. Y la primera vez que lo intenté, simplemente hice una llamada anónima a la policía para que se presentara antes de que ese caos se desencadenara. Y cuando estabas a salvo y yo había conseguido evitarte ese trauma, viajé al nuevo presente.

Y vi que tú y yo nunca nos habíamos conocido. Nuestros caminos trazaban desde el momento en que yo salvaba a tus padres y a tu infancia, sendas completamente opuestas que se alejaban cada vez más. Tú ibas en una dirección y yo, en otra. Llegando a separarnos desde kilómetros hasta continentes y océanos. Viajé hacía atrás miles de veces, evitando que ese degenerado asesinara a tus padres, evitando ese horror que traumó tu infancia de miles de formas distintas. Y en todos los casos nuestras vidas se separaban para nunca encontrarse, tú y yo nunca nos llegábamos a conocer, ni siquiera llegábamos a vivir en la misma ciudad nunca. Es como si a partir de ese momento la casualidad decidiera poner un universo de distancia entre nosotros. Era como si la casualidad sólo permitiera que tú y yo estuviéramos juntos, si tú pasabas ese trauma. Lo único que tenían en común los nuevos presentes y futuros que yo creaba y destruía al viajar a tu pasado y salvarte de miles de formas distintas, era que nunca nos encontrábamos ni de lejos y que mi vida se convertía en un infierno a partir de los 20 años, que fue cuando entraste en la misma. 

Así que he aquí la decisión. Perderte para siempre, y negarle a todos los yo posibles de los nuevos presentes y futuros, el milagro de conocerte y condenar así sus vidas... O no hacer nada y volver a mi presente original, en el cual seguramente olvidaría los viajes y la capacidad de hacerlos en cuanto empezara a vivirla como una persona normal...No sólo tenía que tomar una decisión sobre tu vida por ti, una decisión tan importante... Sino que tenía que condenar mi vida y las de mis nuevos yo que sustituirían a mi yo de un presente destruido, por mi mismo. ¿Fue la casualidad la que hizo que mis padres me concibieran con el único fin de encontrarte y ayudarte a superar tus traumas, a enamorarte, a hacerte feliz y curarte? ¿era por eso por lo que la casualidad me arrebataba al amor de mi vida en todos esos nuevos presentes y futuros y además convertía mi vida en un infierno, a cada nuevo presente y futuro más cruel y horrible para mi?

No lo sé. Lo he probado todo. Y ahora veo que sólo tengo dos opciones, salvarte y vivir con ello, con tu recuerdo y mi incipiente demencia combatiendo por mi cordura el resto de mis días... O no salvarte y vivir el resto de mis días sin recordar nada de viajes ni de lo que pude haber hecho y no hice. He ahí la decisión.

Pero esa decisión la tomé hace mucho tiempo ya. Desde el primer te quiero, desde el primer beso que te di, desde que te confesé mi amor. Desde que recibí el tuyo. Desde que supe que te amaría, que daría mi vida por ti, que te daría todo y que tu felicidad y bienestar era mi objetivo, desde que decidí que para amarte debía respetar tu libertad. Tomé esa decisión. Te amo, y mi amor no puede, como decía antes, condicionar tu libertad, y si para que seas mía esa libertad debe verse truncada por un trauma y un parricidio... entonces no debes ser mía. Te amo, tienes mi corazón y ahora tienes mi vida, todos mis presentes y todos mi futuros, tienes mi bienestar, tienes la llave para que mi vida no sea un infierno. Lo sé, como testigo de la casualidad y de tantos posibles presentes y futuros lo sé. Así que la decisión está tomada, nunca nadie te amará como lo hice yo. Y prueba de ello será que te otorgo mi cordura, mi vida y mi felicidad. Literalmente ninguna de ellas existen si tu no estás conmigo, lo he visto en cada viaje, la casualidad así lo ha decretado.

Pero si voy a sacrificar tanto por la mujer más perfecta que dicha casualidad ha creado... Merezco un pequeño premio. Tú mereces que te lo de todo, pero necesito una última cosa que me de fuerzas para vivir esta vida de soledad y viajes que me toca vivir, algo más que los recuerdos junto a ti de una vida que nunca existió, pues en breve voy a destruir ese posible presente y futuro. Necesito ser yo quien te salve de ese degenerado que cambiara tu vida o no, en tú más tierna infancia. Necesito ser tu héroe, tu campeón, una última vez.

Así que ahora estoy delante de tú casa. Con el corazón roto, pues aunque es lo correcto, es algo muy doloroso. En esa casa están tus padres durmiendo, y estás tú, una niña, inocente, bondadosa y dormidita, arropada por unos padres que la quieren con locura y que no saben lo que esta noche pasará. 

Saco de mi chaleco tu foto, la miro mientras las lágrimas caen por mis mejillas, y sonrío porqué esto es lo adecuado. La beso y la guardo. Saco ahora mi reloj. Lo abro, miro la hora y antes de guardarlo le doy cuerda a fin de que no me falle y siga siendo una herramienta exacta que me ayude en la misión más difícil de mi vida. Y lo guardo con cuidado y delicadeza. Me recompongo, esta noche, ahora, me necesitas más que nunca, más fuerte que nunca. Tengo miedo, a fallarte, a que tú nunca me hayas querido, a que ese psicópata me mate y no cumpla mi misión, a una vida en la que nunca te tendré. Y la tristeza empieza a apoderarse de todo mi ser. Es la hora. Vamos.

Entro con sumo cuidado en la casa, ya todos duermen, mi visión me ha dado la capacidad de saber donde está cada cuarto de esa casa, sus ocupantes y de saber en que momento y porque lugar va a entrar ese asesino. Me queda tiempo, y decido ir a tu cuarto, mirarte, velar tu sueño. Y eres lo más bonito que existe, no puedo evitar pensar que en una vida donde la casualidad no fuera tan cruel podríamos haber tenido una hija tan bonita como tú, tan preciosa y encantadora. Esto es muy duro, queda poco para que ese loco llegue. Sigamos.

Le estoy esperando y él a mi no, voy a descargar toda mi ira sobre él, voy a descargar toda la ira de todos los posibles yo que nunca te podrán volver a tener, ni te tendrán jamás. De todos los que nunca sentirán la gloria más bendita de este universo, que es sentirse amado por ti. Y finalmente entra. Puedo sentir un aura despiadada en él. Puedo sentir algo enfermizo y repugnante. Puedo sentir su deseo y su psicopatía, su sed de sangre. Puedo sentir la mayor y más pútrida oscuridad de su corazón. Y aparezco como una sombra, delante de él, no me espera y tras unos instantes de sobresalto, de miedo, de encontrar algo que no espera, utiliza su herramienta de muerte sobre mí, el filo resplandece por la tibia luz de la luna que entra por una ventana. La hoja se desliza hacía mi vientre, pero no lo alcanza, mi visión, la consciencia de las cosas, que poseo a veces, me avisa, me ayuda, por primera vez siento que hay algo de mi parte en toda esta historia. Esta vez no ha habido viaje o cambio, nunca me he enfrentado con ese hombre, mi visión no debería poseer la capacidad de anticiparme a sus movimientos, de tomar consciencia de que va a hacerme o a intentar... Sin embargo lo sé, mi visión lo prevé. No se que pasa, no se si ha evolucionado, mejorado o cambiado. Pero no me lo planteo. 

Sus cuchilladas van y vienen, pero ninguna me alcanza, como si de una ensayada coreografía se tratara. Él me ataca y yo esquivo y entonces, ataco. Una y otra vez, sólo tengo un par de puños para atacarle, no se en que diablos pensaba, enfrentarme a un hombre armado simplemente con mis manos desnudas. Pero voy ganando. Como si fuera una danza, forcejeamos, combatimos y él sin salir de su asombro, retrocede, recibe y pierde. Y finalmente acabamos forcejeando con su cuchillo, los dos queremos clavarlo en el otro. Y acabo incrustándolo en su garganta, el tiene miedo, lo noto. Por primera vez en su vida es la presa y no el cazador, por fin. Era hora de hacer justicia con ese veterano asesino. Finalmente cae al suelo ahogándose en su sangre, sin entender nada. Y yo, yo he ganado. He ganado nada y lo he perdido todo. La desesperación empieza a inundarme acabo de condenar mi vida, el miedo y la tristeza se apoderan de mi de nuevo.

Entonces me giro al notar que alguien me mira... Y te veo a ti. Una niña, asustada que acaba de ver algo que no comprende... No entiendes lo que pasa, tu mente infantil no es capaz de asimilar ni ver lo que acaba de pasar, pero a pesar de no entenderlo, con esa poesía que pareces tener, con ese algo que te hace tan única... Con ello, sabes que algo no iba bien, y de forma... De forma increíble me miras... Me miras casi con agradecimiento, como si algo te dijera... No entiendo que pasa, tu tampoco... eres una niña, yo un viajero en el tiempo que en plena juventud se ha quedado senil por viajar... Pero sé que has aparecido cuando el pánico de perder mi vida contigo, de perderte, me poseía, y has aparecido para salvarme una última vez, para tranquilizarme y consolarme sin saberlo, la última vez. 

Te veo asustada, no puedo evitar pensar en todo lo que te amo, en todo lo que podría haber vivido contigo, y me acerco y te abrazo, parece que con ese algo especial que tienes, entiendes que no te voy a hacer daño, que estoy para protegerte. Y entonces te tranquilizas, dejas de temblar y abrazada a mi cuello, pareces quedar dormida, te expreso todo mi amor, todo lo que siento, te lo trasmito de la forma adecuada a la edad y situación que posees, te expreso todo lo que siento por ti, todo el amor que te has ganado, te expreso mi más pura devoción en forma de un único y último abrazo, casi paternal, que te hace sentir protegida y tranquila. Y que te hace dormirte. Y en mis brazos te llevo a tu habitación y te arropo con toda mi devoción y mis lágrimas cayendo por mis mejillas en silencio. 

Y tras darte un último beso en la frente, lleno de cariño casi veo como si en sueños, protegida, me sonrieras mientras duermes. Mi corazón se está haciendo añicos, debo irme ya. Gracias, gracias por sin saberlo, con esa magia que tienes, haber entendido todo, sin entenderlo ni conocerlo, gracias por ese último gesto que me harás nunca, por ese último abrazo, gracias por después de salvarte a ti y a tu futuro mirarme y entender que de los dos que se estaban enfrentando en la oscuridad... Yo era el bueno... Gracias, mi vida.

Me llevo el cuerpo de ese monstruo cazado y destruido. No queda una sola prueba de lo que ha pasado esa noche. Nunca nadie sabrá que pudo haber pasado y no pasó. Tal acto nunca existió. Ese monstruo de repente desapareció. Yo, el yo actual que te amó y te amará siempre, pese a no tenerte, nunca existirá. El yo de ese futuro que acabo de crear ya no importa. El único resto de lo acontecido estará en tu subconsciente. Mañana te despertarás y no recordarás a penas nada de lo que a pasado esta noche. 

Creerás que fue una pesadilla que se transformó en un buen sueño. Y dentro de ti, sentirás que hay algo que te protege, que hay alguien que te cuida más allá del tiempo y del espacio. Que hay alguien que se enfrenta cada día a la soledad, a la locura, al tiempo, a la cruel casualidad, destino o como quiera llamarse, que hay alguien que lucha cada día batallas intangibles por cuidarte y protegerte... El resto de tus días lo sentirás en el fondo de tu ser, sin saber interpretar ese sentimiento, pero sentirás que algo te protege... Y así será, recorreré los caminos del tiempo y velaré para que nunca nada te haga daño, no al menos más daño del que puedas soportar... y una vez que tú estés segura, que estés a salvo y hayas tenido una buena vida... Viajaré hacia detrás y hacia adelante, veré cual fue de verdad el pasado de nuestra especie, observaré esa obra teatral que es la historia en primera persona, sin hacer ningún cambio que pueda comprometer mi obra que ha sido tu salvación... Y cuando no pueda más, cuando me aburra de todo, viajaré hacia adelante hacía el fin de nuestra especie, de nuestro planeta y de todo... Viajaré y viajaré hacia delante hasta que encuentre en la tierra, un yermo en el que sentarme y dejarme morir.

1 comentario: