30/3/16

La senda del valiente. V Purificación.

Y aquí te encuentras, Aikar, en la cubierta de un barco con destino a Delfos. Sabes que debes contener tu ira, sabes que es necesario, pero no puedes evitar ver ese viaje como un exilio... Puede, puede que tengas razón, pero lo que no ves es que necesitas estar exiliado y apartado para recordar las lecciones que en tu niñez aprendiste, las lecciones que aquella vida llena de trabajo y humilde te enseñó. Las lecciones que Lycofrón te dio y que pareces haber olvidado.

Pues debes aprender, Aikar, que un héroe, el campeón de los dioses, que alguien en tu situación, no puede ser así. No basta el valor, la habilidad bélica, ni la fuerza, no es suficiente con eso. También son necesarias la inteligencia y la sabiduría, la piedad y el sentido común. Y tú posees una gran inteligencia, posees piedad y también tienes sentido común... Pero te ha faltado la sabiduría necesaria para ponerlas en práctica de forma adecuada. 

Así que joven Aikar puedes ver este viaje como un exilio, como algo inútil, como una perdida de tiempo que te retrasa en tu camino, puedes verlo así, pero también puedes verlo como algo que te dotará de la sabiduría que necesitas para proseguir tu viaje. Y si lo ves de esta segunda forma, este desvío en tu camino, te será útil y no un desperdicio como tu piensas.


Debes comprender Aikar, que si te pusimos en este mundo, que si decidimos que nacieras, no fue sólo para acabar con la tiranía de tu abuelo, con su reino de terror, no fue sólo para que volvieras a la tierra donde naciste para reinarla y convertirla en una tierra prospera y justa. Eres nuestro adalid. Eres el adalid de los olímpicos. Su campeón. Y aunque tú no lo sepas tu camino te lleva bajo nuestro dictado a la injusticia, no sólo la de tu reino, si no la de otros lugares, en un fututo, cuando estés realmente preparado viajarás, encontrarás injusticia y la combatirás. Y una vez hayas terminado tú cometido podrás volver a casa y culminar allí tu búsqueda de justicia. Si eres tan inteligente como esperamos, sabrás aprender esta lección aquí, en Delfos.

De esta manera llegas al oráculo, y allí los sacerdotes que han dedicado sus vidas a nosotros te atienden. Uno de los sacerdotes se encargará de ti, te requisan tus armas y panoplia, y te someten a un ritual, en una habitación el sacerdote pone a arder una plantas que purifiquen tu cuerpo mientras te somete a examen. Estás te marean y te hacen sentir extraño, pero debes aguantar, ahora te vas acercando más a nosotros, pero aún estas lejos.

Te pide que cuentes tu historia. Y cuentas todo lo que sabes, sientes como si los recuerdos manaran de tu mente a través de esos inciensos y humos, como si te rodearan y pudieras ser espectador de tus propias vivencias, como conseguiste tu cicatriz, como quedaste marcado el día de tu nacimiento, lo ves todo, hasta el día en que te encuentras revives cada recuerdo y vivencia, esta vez como espectador y no como protagonista, las palabras fluyen de ti sin que te des cuenta, pues estás absorto en esta mística experiencia. Y entonces al ver desde un punto de vista externo tus decisiones y opciones... Entonces empiezas a ver tus errores, y empiezas a comprender. Aún te queda mucho, pero es un comienzo.

Confiesas tu pecado, la violencia, indiscriminada, la falta de compasión, el permitir que la sangre y su llamada nuble tu juicio. Y entonces tras esta intensa y espiritual prueba te dejan descansar.

Cuando despiertas el sacerdote está junto a ti y te explica cuál será la penitencia que deberás cumplir para expurgar tu delito, para ponerte en paz con los dioses de nuevo y merecer de nuevo ser su paladín. Sembraras quince manzanos. Los cuidaras y alimentaras y cuando estén crecidos, y den frutos habrás sido perdonado por los dioses y habrás adquirido la sabiduría necesaria para completar el resto de tus talentos. Si por el contrario los manzanos no crecen, mueren en el proceso o su fruto es agrio y no sabe bien... Deberás empezar de nuevo. Mientras te dediques al cultivo de los manzanos orarás, ayudarás a los sacerdotes y al oráculo y trabajarás para el templo... Tendrás una dieta parca, para que tu cuerpo no tenga fuerzas para alimentar las pasiones que te han llevado a ser tan violento. Y por último se te devolverá tu panoplia para que una hora al día puedas ejercitarte con ella y así no perder tu habilidad bélica, que necesitarás para tu viaje una vez termines tu periodo en Delfos.

Cultivar los manzanos y cultivarlos bien te llevará al menos dos años, sino más... Y, si fracasas, y debes empezar de nuevo, más años. Es mucho tiempo Aikar, no lo desperdicies. Te sientes frustrado lo vemos, tanto tiempo haciendo de jardinero, te parecer ridículo, pero olvidas que tu camino lo dictamos nosotros, nosotros decidimos que es útil y práctico, no tú.

Así comienza tu penitencia, y al principio te da rabia, la haces con desgana y enfado, como un niño pequeño... Parece que olvidas que si la haces mal deberás empezar de nuevo y perderás más tiempo aún. Los primeros días cumples tu penitencia y lo haces mal, demostrando ser un necio. Pero al menos esa tarea te deja tiempo para pensar, y al menos piensas. Y eso te viene bien, porque sigues comprendiendo y sigues madurando, y entonces un día dejas de hacer mal tu tarea. Y sigues con tu penitencia, pero ahora cuidas a esos manzanos, los tratas con mimo y cariño y estos van creciendo. Y sigues pensando y comprendiendo y la sabiduría empieza a llamar a la puerta de tu mente y a adentrarse en ella, quitando a la insensatez, poco a poco, muy poco a poco, pero sin pausa.

Y entonces la ira y la venganza y todos esos pensamientos y emociones inmaduras se reducen y comprendes la importancia de la compasión, de la justicia, de la auténtica justicia. Comprendes que la violencia es el último recurso, pues todos los hombres son iguales, y ninguno merece morir más que otro, y si lo merece tú no eres quien debe juzgarlo. Comprendes que la fuerza bruta es el recurso de los idiotas, que el débil de cuerpo puede ser más fuerte que el que es más grande y bruto que él. Que la fortaleza auténtica y válida es la del corazón y no la de los brazos, y que por eso a aquellos que no poseen la fuerza física para defenderse de villanos, pero si el valor para plantarles cara, hay que defenderlos y ayudarlos.

Comprendes que ese camino guiado por la venganza y la rabia sólo te lleva a convertirte en lo que odias en una sombra de tu abuelo. Comprendes que a veces en necesario luchar, pero también hay cabida para la misericordia y el perdón. Comprendes que si nosotros, los olímpicos te hemos hecho pasar por pruebas tan duras, ha sido únicamente porqué esas pruebas te han endurecido y preparado para los días venideros, donde necesitarás de toda la fortaleza de tu ser. Y por último comprendes que tú no tienes la culpa del sufrimiento ni la muerte de los que te rodeaban y querías. Tú no eres el culpable de la muerte de tu madre, de tu tío ni de los ilotas con los que te criaste.

Comprendes y cada vez más y el tiempo pasa, y cada vez estás más cerca de nosotros y de continuar tu viaje, ahora, como es debido. Y el tiempo pasa y llega el día en que los manzanos han crecido y dan su fruto, y de ellos unas dulces, jugosas y ricas manzanas brotan. Y aprendes por último que aunque el comienzo de algo sea difícil, sea malo, su final puede ser perfecto.

Tu penitencia ha acabado. Tus faltas han sido perdonadas. El tiempo, la meditación y la oración te han hecho sabio, vuelves a gozar de nuestro favor y simpatía. Es hora de que prosigas tu viaje. Tus fuerzas están repuestas, tanto física como espiritualmente. Ahora eres un diestro guerrero y estratega. Eres un hombre justo y sensato. Eres inteligente e ingenioso, y sobre todo y ante todo, eres sabio. Has vuelto al camino del cual el veneno de Ares te sacó. Sigue hacía delante, Aikar.

1 comentario:

  1. Para leer las anteriores aventuras de las aventuras de Aikar, deberéis remitiros aquí: http://apeteceescribir.blogspot.com.es/p/la-senda-del-valiente.html
    ¡Que las disfrutéis!

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