1/4/16

Empépata



A lo largo de mi vida, desde que nací, he poseído la capacidad de ver, donde otros no podían, lo que otros sentían, no veía con mis ojos, no sé si podría catalogarse como que veía. Siempre, desde que tengo memoria, podía sentir, o adivinar, lo que otros sentían. Eso no sólo me ayudaba a entenderlos, sino a ayudarles. Una simple empatía. Pero no era sólo eso. Conforme el tiempo pasaba, esa capacidad se desarrolló, hasta posibilitarme ver por dónde me podía venir cualquier persona. Era como saber qué pensaban. 

La gente me acogía como una persona muy querida, les comprendía, les ayudaba. Y rápidamente me hacía con su confianza. Usaba esa singularidad para bien, procuraba ayudar, pero podría haberla usado para mal. Y, en realidad, aunque no fuera con malicia, el cariño que me procesaban las personas para las que era alguien querido y de importancia... Me era realmente útil.


Sólo ha habido una persona con la que esta especie de instinto, de sensibilidad emocional, no me funcionara. Normalmente soy capaz de percibir las emociones de una persona y de comprenderla hasta incluso predecirla, con unas personas más y con otras menos... Aunque cada vez me es más fácil, los años, la práctica, han hecho que desarrolle mi capacidad, y que pocas personas me sean complicadas de captar, porque al final, captarlas las capto a toda, sus sentimientos, sus deseos y sus problemas, su sueños, una emoción, un estado de ánimo, dice muchísimo de una persona, si sabes cómo leerlo.

Pero como decía, sólo había una persona con la que esta capacidad no me funcionara. No era capaz de adivinar y sentirla, no más allá de lo normal, de lo que cualquier persona podría sentir y comprender, no era capaz de predecirla, de ver por dónde iba a salir, qué tramaba, cómo era. Así que no me quedó más remedio, que para averiguar esto... Conocerla. Me tocó conocerla para saber cómo era, y no era como el resto de personas, no me bastaba una conversación para con mi instinto devorar todo lo que esa persona era hasta conocerla perfectamente, a través de sus miradas, sus gestos, sus expresiones... Esos eran puentes por los que las características de una persona llegaban a mí, usando mi "sensibilidad" como puente. Sin embargo con esta... Tuve que descifrar todo eso para conocerla, tuve que esforzarme para saber cómo era, cuales eran sus sueños y aspiraciones, sus opiniones, sus valores, su forma de pensar, de ver las cosas que sentía. Tuve que conocer su historia por ella misma y no por mi habilidad, tuve que saber qué sentía, conociéndola, conociendo su lenguaje corporal y lo que éste me decía, tuve que hacer el rompecabezas, y esta vez sin la ayuda de mi poder... Y eso me llevó muchísimo tiempo, y se llevó también todo mi interés. Lo absorbió todo, era mi mayor desafío, e invertía toda mi ilusión en él. Y cuando conocí un poco más a esa increíble persona... No me quedó más remedio que enamorarme de ella, y seguir conociéndola, pues al ser invulnerable a mi instinto, era la única persona de la que siempre tendría cosas por descubrir y conocer. La que siempre tendría mi interés.

Ahora, tú, que lees estas palabras, tienes una idea de quien soy, de cómo soy. De cómo es mi vida hasta el momento que acabo de escribir, al igual que yo hacía con otros, tú me has conocido, sólo que tú no eres un empépata, no tienes un poder que te lo diga. No eres cómo yo, tú me conoces, porque yo he decidido que lo hagas. Sabes más o menos cómo soy, al menos mis capas más exteriores, has rozado el conocimiento sobre mi yo más personal, a través de que te haya contado como conocí al amor de mi vida. Sabes lo suficiente para que te plantee la siguiente pregunta.

Cómo habrás imaginado, a pesar de que está habilidad no sea la típica habilidad de cómic, como mover objetos, lanzar rayos por los ojos, o convertir alguna de las partes de mi fisionomía en un arma... Sí es una habilidad poderosa. Aplicable a labores honorables y honradas o aplicable a labores despreciables y corruptas, en cualquiera de los casos es un gran poder. Un poder que puede servirme para ayudar a mucha gente, mucho, convirtiéndome alguien bueno y en paz... O para hacer mucho daño, sacar mucho provecho a costa de vidas humanas y convertirme en alguien malvado y ambicioso, manipulador...

Esa es mi pregunta, no diré una palabra más, ahora te toca ser a ti el empépata. Ahora te toca descifrarme a mí, saber qué clase de persona soy, en qué me he convertido, en un paladín de la bondad y la ayuda desinteresada o en un mefistofélico villano. Es tu turno, ¿para qué he usado mis habilidades? ¿Para el bien... O para el mal? Adelante, ¿Bueno o malvado? Dime qué es lo que soy.

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