18/6/16

Ponernos en paz con la naturaleza.


 Escribo esto, harto de ver la misma situación cada día, cansado, de ver que no cambiamos, que no ponemos fin a una situación horrible, a un problema, cuya existencia debería avergonzarnos... Escribo esto, enfadado con mis congeneres, con el resto de miembros de mi especie, de mi raza. Escribo esto, con cierta melancolía, pero quizás con esperanza, de que por lo menos una sola persona lo lea y de que por lo menos a una sola persona le llegue, le haga cambiar su estilo de vida, o intentarlo, le haga dar aunque sólo sea un paso, por pequeño que sea, para cambiar lo que debería haber sido cambiado hace tanto. Y supongo que por eso, mis dedos, aún teclean, que por eso, aún continúan escribiendo estas reflexiones, esta carta, esta confesión o esta petición... Sea lo que sea esto. Escribo esto, supongo que porqué aún me queda un fino hilo de esperanza.


Si habéis leído el título, podréis imaginar de que quiero hablaros, o a que me refiero... No voy a dar más rodeos. Debemos ponernos en paz con la naturaleza, como el título dice. ¿Y qué significa esto?
Significa que llevamos un ritmo de vida que está destruyendo este mundo y cuanto habita en él, un ritmo de vida egoísta, tanto hacia el resto de especies animales que comparten nuestro mundo y lo pueblan, cómo hacia las especies vegetales que le dan vida, lo oxigenan y lo nutren. Estamos siendo egoístas, crueles, hacia ellos, y de una forma tan estúpida que parece una broma, hacia nosotros. Sí, porqué el daño que estamos provocando, nos va ser devuelto, tarde o temprano. No nos paramos a pensar en ello, pero es así, ya lo estamos sufriendo, pero si esto sigue así, un día no quedará nada que destruir, y entonces, seremos una especie moribunda que empezará a arrepentirse.
Hay gente que lucha contra ello, hay gente que hace auténticos esfuerzos, cada día, por cambiar esta situación. Hay gente que hace menos, porque no pueden, o porqué no quieren, pero pequeños gestos también son útiles. Hay gente que pasan por mártires de la causa verde... Pero que con su conducta, y pese a sus esfuerzos la perjudican. Hay gente que no hace nada, ni bueno ni malo, y hay gente que se dedica a ser el antagonista de esta situación, a ser el malo, el enemigo, el que contamina, el que envenena, y dándose cuenta, o no, se involucran en una maligna cruzada contra la propia vida, pues es eso contra lo que atentan.
En esta contienda hay mucha gente participando, de forma activa o pasiva, de forma voluntaria o involuntaria. De forma consciente o inconsciente.
Debemos cambiar. Debemos escuchar, ver, quitarnos la venda de los ojos, aprender y cambiar. Grandes personalidades lo han dado todo por enseñarnos, no por castigarnos, no por recriminarnos, sino por enseñarnos, para que, si estamos teniendo una conducta que agreda a la naturaleza o al mundo animal... Dejemos de tenerla, no buscan culpables, no buscan castigos, buscan enseñar, buscan el cambio. Hay gente así, la ha habido y esperemos que la siga habiendo, por nuestro bien. No debemos ir muy lejos para buscar un ejemplo. En España hemos tenido al grandísimo Félix Rodríguez de la Fuente. Que lo hizo todo para proteger nuestra flora y nuestra fauna. Que se desvivió para enseñar, para que los niños de su época aprendieran a respetar, y obtuvo grandes victorias... Antes de su misterioso y extraño final. Y yo me pregunto... ¿Donde están esos niños, a los que enseñaba? ¿Donde? ¿Hicieron oídos sordos? ¿Olvidaron lo aprendido? Los niños que en aquel entonces recibían sus lecciones, son los que hoy día educan a sus propios hijos y nietos. Son nuestros padres y nuestros abuelos... ¿Qué pasa con ellos? ¿No sirvió de nada la enseñanza? ¿No se les revuelve el estomago, no les hierve la sangre, no se les rompe el alma cuando ven que la obra de alguien tan grande corre peligro? ¿Cuando ven que incluso lo difaman, contando calumnias y mentiras sobre él? ¿Cuando ven que la humanidad, que sus propios compatriotas, que en su propio país, no se hace nada para dejar de atacar a la naturaleza y al mundo animal? ¿Qué es lo que pasa?
Pero no echemos culpas, nosotros, ellos, todos, somos responsables. ¿Que demonios pasa con nosotros? ¿Porqué no cambiamos? ¿Tan difícil es buscar un modo de vida más sostenible, menos perjudicial? No me creo que sea imposible. Me creo que no queramos echarle ganas, que no queramos si quiera oír y ver lo que tenemos alrededor, para no darnos cuenta de lo mal que están las cosas. Pero que sea imposible, eso... Eso no me lo creo.
Nuestra especie destruye y perjudica a su propio mundo y muchas veces para fines que son nocivos para ella misma. Cuanta naturaleza ha sido devastada y cuantos animales perjudicados, sólo para crear el maldito aceite de palma... Un aceite que prácticamente es veneno para nosotros. ¿Somos estúpidos? Porque si no, no tiene sentido. Destruimos nuestro planeta, para envenenarnos, ¿es eso? ¿Así de capaces y racionales somos? Y es sólo por coger un ejemplo... Eso es algo de nuestra vida diaria, algo que está en una cantidad de alimentos abismal, pero que parece que nos da igual...
Lo diré por última vez, por última vez, al menos por hoy. Debemos ponernos en paz con la naturaleza. Debemos buscar una manera, un método de ser más sostenibles, de ser menos perjudícales, menos corrosivos e infecciosos. Debemos dejar de ser un parasito, un virus, para ser uno más con nuestro planeta, una raza más un habitante más. Es nuestra casa, nuestra madre, nuestro futuro, nuestra vida. No sólo están en juego un par de árboles o un par de bichos. Está en juego nuestra propia existencia, nuestra propia moral... Moral, sí. Porqué si tuviéramos dos dedos de frente, un mínimo de valores y de sentido común... Veríamos que somos unos recién llegados a este paraíso único en el universo. Veríamos que hay seres, vegetales y animales, que lo pueblan y lo cuidan desde mucho antes de que el homo sapiens sapiens llegara. Veríamos, que debemos aprender de esos seres, y proteger y nutrir nuestro mundo, servirlo, para que un día, este milagroso hogar único y gigante, pueda albergar y proteger nuestra progenie. Cuidarla, alimentarla y mimarla, como nosotros lo hemos cuidado a él. Es lo lógico, es lo racional, es lo que debe hacerse.
Si después de leer todo esto, si queda un mínimo de sentido común en ti, querido lector, si queda un mínima fibra a la que yo pueda apelar, usando estas palabras como herramienta... O si eres una persona que piensa cómo yo, que actúa, que pelea por su mundo en esta contienda verde... Independientemente de la clase a la que pertenezcas (de las descritas al principio). Si he llegado a captar tú atención, y quieres cambiar algo, quieres respetar a tu planeta, de la forma que consideres oportuna... Si he conseguido calar dentro de ti, me alegro, me honra haberte convencido para ponerte en paz con tu mundo, de haber conseguido que empieces con esa tarea, que durará toda tu vida y que será realmente grata, pese a todos los esfuerzos que te lleve. Así que si he conseguido eso, simplemente te diré que es el momento de que empieces. Que es tu momento, de cambiar, de mejorar o de seguir luchando, más fuerte, más sabio y mejor. Mucha suerte, en el camino que te espera, querido lector, querido compañero.
[...]

Mis agradecimientos a la Leona, que me hizo participe de esta lucha, por la perfección y por el respeto hacia nuestra madre, y hacia los seres que la pueblan y nutren. Gracias a ella, pasé de ser un simple partidario de este estilo de vida, que apoyaba de pensamiento, a ser un pequeño contendiente y protector que apoyaba de acto, por pequeño que fuera. No hay mejor maestra que tú. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario