15/8/16

El hombre morado


Cuando era un niño tuve una de las pesadillas, que creo que nunca olvidaré. Hay pesadillas que se te quedan, por algún motivo... Pero lo hacen, así es. He tenido pesadillas peores desde luego, más bizarras, pero aquella... El problema de cuando uno es niño es que ese tipo de ensoñaciones también afectan más, pues, no somos tan maduros para distinguir tan bien lo real de lo imaginario y siempre pensamos que debajo de la cama va a haber algún monstruo.
La verdad que la pesadilla, a pesar de que hoy en día no me parece tan terrorífica, si me parece compleja, no sé, no sería la típica pesadilla que yo esperaría de un niño. Eso es algo que siempre me ha sorprendido. Os la contaré y quizás os parezca absurda, pero a mí... Me descuadra todavía, de niño me aterrorizo y la tuve varias veces con distintos finales, eso sí, pero fue un sueño que no entraba dentro de lo que yo catalogaría como normal.


Bien. En el sueño, yo por aquel entonces tenía menos de cinco años o cinco. Creo que menos la verdad. Pues yo estaba en el que por aquel entonces era mi colegio, cabe destacar que había un tono gris en el sueño desde el principio, había como un halo de tristeza, quizás era porqué en el colegio no había niños y eso es algo que a un colegio siempre le da un tono oscuro, o quizás fuera otra cosa. Recuerdo que soplaba viento y era cómo un día otoñal, los árboles pelados, etc.
Yo estaba con mi madre, intentaré ser preciso, pero de este sueño he olvidado muchas cosas lo que emborrona más todavía un sueño, y recuerdo que había como un hombre colgado de un poste, decapitado, aunque esta visión debería ser terrorífica para un niño, dentro del sueño... Eso no me producía pánico, sino incomodez, malas vibraciones, era cómo si sabía que algo iba a pasar mal, que era mejor dejarlo. Pero su visión no me producía terror, sólo, por decirlo así, me daba mal instinto.
Bien, había un reportero y un médico. Recuerdo perfectamente las facciones del médico, además me recuerda un poco al prota de Half life. Yo por aquel entonces no sabía ni de la existencia de ese videojuegoo, así que la sugestión, por ese medio al menos, no era posible. Bien. El médico, con su bata de médico, pelo grande, barba entorno a los labios, de cabello y barba gris, y con entradas y un poco de clava, además de gafas... Estaba trasteando en torno al decapitado sin cabeza. Este llevaba una especie de traje violeta, morado... Pero estaba hecho cómo a retazos, cómo si fuera el de un espantapájaros. Parecía cómo si estuviera haciendo algo inaudito y por eso el reportero, en plan exclusiva sobre lo que el médico o científico andaba haciendo. Bien, el médico, digo médico porqué llevaba una bata blanca y el otro reportero porqué tenía un sombrero y una cámara, en fin, mi mente de niño catalogaba a la gente por su vestimenta al parecer.
Bueno pues el médico, extraía una especie de pieza metálica que estaba incrustada en el cuello del decapitado, no tenía cabeza, pero algo de cuello si le quedaba, al parecer. Recuerdo que el cuerpo, la parte del mismo que no estaba cubierta por ropa (manos, cuello, etc.) Tenía también un tono violáceo, era cómo si la mezcla de la sangre coagulada de aquel ser, y la de la piel blanca diera ese tono, cómo el tono que adquiere la piel a causa de la falta de oxígeno.
En fin, el médico extraía una especie de pieza metálica del cuello de ese ser, era similar cómo a una llave de Allen. Y el ser reaccionaba, sus manos se lanzaban a por el cuello del médico y empezaban a estrangularlo, mientras seguía colgado.
Ahí estalló el pánico, la sensación de miedo incipiente del sueño, del instinto avisando de que la cosa se torcía, ahí, en ese momento se transformó en pánico. Yo no se si estaba con mi madre, o si esta se había alejado de mí, o no sé, ya no soy capaz de recordarlo, se que buscábamos escondernos, sólo vi al decapitado, empezar a estrangular al médico, no vi nada más, no sabía ni había visto si el reportero y el médico estaban muertos o que pasaba. Recuerdo, que huí o huimos por el colegio, buscando ayuda, pero estaba todo cerrado y parecía no haber nadie más. Entonces vimos a lo lejos la cabaña. Antes de seguir, y de que os explique que es la cabaña, digo esto, no sé si en ese punto estaba con mi madre o sólo, si estaba sólo, encontré a mi madre mientras huía por el colegio.
Veréis cuando yo era niño vi en alguna serie de dibujos una cabaña en un árbol, en lo Simpsons seguramente o algo similar y yo quise tener una, me hacía mucha ilusión, no es que fuera un pesado que la pedía todo el día, yo de niño no era así, nunca pedía nada, seguramente porqué o bien sabía que no me lo iban a dar, porqué mis padres de darme algo que yo pedía... Como que no eran. No eran malos padres, pero ni criaron a un malcriado que tenía lo que quería ni corrieron ese riesgo, al parecer. Bien, pues yo, sin ser un pesado, se me debía notar que quería eso, así que mi padre, con sobras de su trabajo, me construyó una cabaña y me la puso en lo alto de un plataforma... Veréis yo vivía en Murcia y allí mucho árbol, cómo que no hay. Lo que más hay son naranjos y limoneros, y no tenían mucha altura, así que una plataforma o un naranjo.. Pues la altura era casi la misma al fin y al cabo. Bueno empiezo a divagar.
Huyendo, veíamos en una parte del colegio, a lo lejos, mi cabaña, mi cabaña infantil de juegos. Y decidíamos buscar refugio allí, pero para ir hacía allí, teníamos que pasar por delante de donde había estado el hombre morado colgado, y de donde había "despertado". Pues bien, decidíamos hacerlo. Y al pasar veíamos que ya no estaba el hombre morado, sino que estaba el cuerpo decapitado del médico, colgado como lo había estado antes el hombre morado, con lesos ganchos incrustados en su espalda y demás.
Y eso nos ponía los pelos de punta, cómo podéis imaginar. La cuestión era, ¿Donde había ido el hombre morado y donde estaban la cabeza del médico y el periodista? Y en algún punto del sueño yo averigüé que el hombre morado había despertado por extraer la pieza, y que sólo se le podía detener al depositarla de nuevo en su sitio. Era cómo si fuera una especie de sello mágico, o algo por el estilo.
Bueno, acabamos en la cabaña, escondidos, a la espera de recibir ayuda, creo que estábamos esperando a que viniera mi padre de su trabajo para sacarnos de allí aunque de este detalle no estoy tan seguro, porque podría ser cosa de otro sueño.
Pero claro el sueño no acaba ahí, el hombre morado nos encuentra, y tenía cómo cosida, cómo puesta la cabeza del médico, e intentaba entrar en la cabaña para venir a por nosotros, y a ver, debéis entender que yo soñé, que recuerde al menos tres veces con esto, así que hay cosas que no estoy seguro de si pasaron en el primer sueño o en los posteriores, por eso digo que hay cosas que tal vez pasaron o tal vez no, porque quizás pasaron en este sueño o quizás en los posteriores o quizás en otros que no tenían nada que ver con este.
Bueno, recuerdo que la visión de la cabeza del médico era grotesca, pegada a ese cuerpo tan... No sé, macabro, y ese termino se le queda corto. No sé si la cabeza estaba muerta o aún se le movían los ojos o algo por el estilo, recuerdo que la expresión era cómo de dolor, de chillido, en plan cómo si al tío le hubieran arrancado la cabeza chillando. En definitiva, yo estaba aterrorizado, pero fijaos, y de esto estoy seguro, me daba miedo la situación, pero me aterraba que le hicieran daño a mi madre, lo que más me chocaba era mi madre, por miedo a que le hicieran daño a ella y porque me resultaba extraño concebir que estando al lado de mi madre yo no estuviera a salvo, era como una mezcla de pánico y desconcierto. A ver yo tenía cinco años como mucho y me jugaría una mano a que bastantes menos, porque creo que entonces no iba siquiera al colegio. (Si recuerdo mi época de ser tan niño que no iba ni siquiera al colegio, y la verdad la recuerdo como la más feliz de mi vida y cómo la época en que más libre era, joder no quiero hablar de esto, por lo menos no ahora o no en esta entrada)
La cosa es que creo, que yo sabedor de la pieza del cuello, era consciente de que tenía que volver a ponérsela para salvarnos, para sellar esa maldad de nuevo, y creo que lo intenté, pero si lo hice, o no funciono o bien no lo hice porqué el miedo me podía demasiado, me paralizaba de terror, o bien no caí al menos en ese sueño en que había que hacer eso, hace mucho tiempo y soñé más veces con la situación, de manera que no puedo concretar si pasó en un sueño o en otro.
Y bueno, desperté aterrorizado, llorando, más asustado que nunca. Recuerdo que llame a mi madre, me preguntó desde su cuarto que qué pasaba y cuando le dije que una pesadilla me mandó a dormir otra vez... Sí, se que aquí no parece la mejor madre del mundo, en plan "niño vete a dormir y deja de joder ya". Pero, a ver, lo explico. En otras pesadillas yo me levantaba asustado de verdad, pero dentro de lo que cabe tenía control sobre la situación me intentaba convencer de que no era real y me conseguía convencer lo suficiente para no despertar a nadie y volverme a dormir, imaginaos era tarde, y el sueño podía más que el miedo. No tiene mucho misterio. Mis padres se imaginarían que yo era capaz de hacer eso y por eso me decían que me volviera a dormir. Este sueño, esta pesadilla, era especial, distinta, no sé porqué. Simplemente lo era, y cuando desperté, el miedo no aflojó, estaba totalmente en pánico, histérico y eso me daba más miedo, abrazaba a mis peluches y no funcionaba y no encontré por decirlo así consuelo, ni me tranquilizaba, creo que al final tuvo que venir mi madre, bastante mosqueada por haberla desvelado, para que me tranquilizara y me durmiera. Y bueno, fue el sueño más heavy y bizarro que tuve de niño, el que más me impacto y de los pocos que recuerdo, sobre todo tan nítidamente, fue el primer sueño que consiguió que el miedo me venciera hasta entrar en histeria, el primero con el que no funcionaba lo de despertarme convencerme de que no era real y volverme a dormir y en fin fue muy jodido. Lo tuve como mínimo dos veces más, aunque la segunda vez, no me dio tanta histeria el tenerlo y me costó menos reponerme, la primera estuve varios días atemorizado y sin acercarme a mi cabaña del árbol sin árbol.
Y recuerdo que creo que en la tercera, aunque cómo no puedo estar muy seguro, en la última vez que soñé con aquello, conseguí vencer al hombre morado, no en el sueño, no mi yo onírico, sino mi mente, mi mente imaginó o soñó con una tercera vía que derrotó a ese ser. Y la verdad que siento cierto orgullo de que eso que me tenía tan jodido, eso que invadía mi mente con nocturnidad, pues mi mente consiguiera vencerlo y expulsarlo. Me gusta, me alegra que fuera así, quizás me hizo más fuerte, pero seguro que fue una victoria, de eso no hay duda.
Y cómo sé que os lo estáis preguntando y después de perder la vergüenza para contaros lo ocurrido, pues que demonios, os cuento como lo vencí, que me da más vergüenza aún.
Vale, grosso modo el sueño en el que vencí a aquel ser era similar en todo lo dicho hasta ahora, sólo que en la parte en la que mi madre y yo estábamos en la caseta, en un mostrador que tenía esta por dentro o una repisa o algo así, en ese sitio estaba mi protector.
Mi protector, que es lo que queréis saber... Era... Era un puto juguete. Un juguete que yo tenía en la vida real y que en mi sueño tenía vida y consciencia propia, que se transformaba en una especie de robot, sin aumentar su tamaño, creo que era un coche de policía, que en el sueño se transformaba en robot (robot de un palmo, era un juguete de un palmo y ya he dicho que su tamaño no aumentaba) y después de transformarse en robot demostrando tener inteligencia se transformaba en cohete, cohete espacial de un palmo, pero por algún motivo al hacer esto a la cabaña le surgían una especie de propulsores en plan Apolo 11 y salía disparada alejándonos de peligro. Imaginaos la situación, una cabaña de madera, contrachapados y demás con unos potententes propulsores espaciales saliendo disparada con toda su potencia hacía arriba, que es donde estábamos seguros.

Madre mía, si es que era rarito ya de niño y en sueños... En fin, este sueño es algo que siempre he querido escribir, para no olvidarlo, aunque no creo que pueda olvidarlo, algunos detalles perderán lustre como lo han hecho otros, pero en esencia, no lo olvidaré. Un placer haberos entretenido si es que así lo he hecho, y hasta otra, queridos lectores.

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