Hoy quiero contaros una anécdota, bueno, no sé si podría
clasificarse así. Haremos una cosa, seguiré escribiendo, y vosotros
decidiréis cómo queréis llamar a esto. Lo podéis dejar en la caja
de comentarios.
Bien, yo diría, que cualquier empresa, labor o hobby, con tintes
creativos, siempre arrastra una pequeña carga. No es fácil tener la
moral alta en algo que ciertamente es intangible. Es decir, si tu
fueras leñador, podrías medir el resultado de tu trabajo en troncos
cortados, poniendo el ejemplo más burdo que se me ha ocurrido, ¿no?
Pero si eres pintor... ¿Puedes medir tu trabajo en base a la
cantidad de resultados? No, claramente, puedes haber pintado muchos
lienzos, pero si son garabatos sin sentido, ni armonía, no tienes
nada. Así que como decía el resultado de tu trabajo, de tu labor,
de tu empeño... Ya sea como hobby o como algo profesional... No es
tangible. Porqué además, habrá a gente que le guste y a gente a la
que no. Y eso a veces, puede resultar desmoralizante.
Uno, ante esta situación debe buscar aplomo, recordar que hace lo
que hace porqué le gusta, porqué lo disfruta, buscar mejorar, ser
más perfecto, afín de que tu obra lo sea también... Y sobre todo
debe buscar no estar sólo, los humanos, siempre debemos buscar
alejarnos de la soledad, pese a que un poco de esta de vez en cuando,
es buena, a menudo recibimos dosis demasiado grandes de la misma, que
no son nada buenas. Y si además, cómo decíamos, estamos
practicando una labor, en la que dejamos todo nuestro sentimiento y
que a veces puede no ser tan grata cómo esperábamos, con la
correspondiente decepción que eso arraiga... Pues necesitamos tener
a gente que nos recuerde, que hay cosas peores, que no debemos
entristecernos, que eso nos debe proporcionar placer
independientemente de los resultados que obtengamos y que sobre todo,
si el resultado no es el esperado, debemos mejorar, siempre es bueno
mejorar y a veces la derrota y al decepción son grandes maestras.
Por ello, lo mejor, para no olvidar lo que nos mueve, la magia que
alimenta nuestra creatividad, el sentimiento, el deber, la pasión...
Lo mejor para no entristecer y caer en la derrota hasta ser cegado
por la misma... Lo mejor para recordar, es el animo. Los ánimos
dados por seres queridos, de confianza, conocidos... Es la luz que
nos puede guiar para usar la negatividad como maestra y no cómo
lastre.
Pero esos ánimos no siempre son de alguien conocido, de confianza o
querido. A veces, simplemente basta con alguien desconocido, o quizás
y mejor dicho, anónimo. A veces, no contamos con un discurso, sermón
o charla alentadora, a veces no contamos con un abrazo reconfortante
o con alguien que nos imbuya de su buen humor hasta hacernos
levantarnos, para reír y luego seguir el camino.
Hoy os quiero hablar de eso. Antes de éste, yo tenía otro blog, en
el que empecé con mucha ilusión y trabajando mucho. Y aunque no
fueron grandes, si hubo resultados, que para mí, por pequeños que
fueran, eran positivos y gratos. Pero la vida es muy maleable y
muchas cosas pueden cambiar... Y hay veces, muchas, además, que en
nuestra moral toman partido factores ajenos al proceso creativo.
Circunstancias personales, económicas, laborales, etc.
A mí me pasó eso. Empecé a perder el ánimo y cada vez me costaba
más escribir, hasta que, finalmente, perdí el ánimo. No fue algo
negativo en verdad, ni fue algo de lo que me arrepienta. Aprendí
mucho, y cómo una vez escuché "con el tiempo hasta los malos
recuerdos, son buenos". De todo se aprende, y si aprendemos a
enfocarlo, las derrotas, las heridas y los golpes, nos hacen
aprender. Cada cicatriz puede ser una sabia lección o una dolorosa
carga, eso depende de nosotros. Hasta la oscuridad más profunda,
puede ser maestra, y portadora de sabiduría.
Para mí, al final, fue bueno, hay cosas que quizás hubiera
preferido que hubieran ocurrido de otra forma, pero lo que pasó, me
enseñó, y me impulsó seguramente a cambiar algunas cosas de mi
forma de escribir, como resultado a esa serie de circunstancias, me
impulsó a empezar otro blog, de otra forma, el anterior tuvo un
periodo de vida, un ciclo, que acabó, y ahora, con este blog que
tengo, empieza otro ciclo, otra ventura.
Sin embargo, no hay que olvidar, y ahora, tras todos los rodeos que
os he hecho dar para decíroslo, os diré porqué. Cómo decía, no
hay que olvidar, y por eso quiero agradecer, a un pequeño grupo de
lectores anónimos, su fidelidad. No os conozco, ni siquiera sé si
seguiréis este blog, pero gracias. De verdad. Pese a los malos
momentos, pese a mi progresivo abandono del blog, vosotros
estuvisteis ahí, quizás me conozcáis, quizás no. Pero os debo dar
las gracias, porqué siempre me leísteis y seguisteis. Cuando el
blog recibía muchas visitas, y cuando no recibía tantas... Gracias
por ello. En cada entrada siempre había un número mínimo de
visitas y de "+1". Cómo mínimo siempre tenía una cifra
fija de lectores, y de ahí crecía más o menos, pero vosotros, esos
lectores anónimos, que siempre me seguisteis, me infundisteis mucho
ánimo, y muchas fuerzas. Así que no me cansaré de decirlo.
Gracias, sin vosotros me hubiera rendido mucho antes, sin vosotros,
seguramente hoy no seguiría escribiendo con las mismas ganas en este
blog. Fuisteis leales hasta el fin, y yo, os lo agradezco de corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario