21/10/16

Es hora de madurar.

 Hay un momento en la vida de todo hombre, en el que debe dar un gran paso, en el que su concepción debe cambiar completo, debe dejar de ser un niño, para ser un adulto. Unas veces es más tarde y otras veces más temprano, pero al final siempre pasa, tarde o temprano te ponen delante de ese estrecho y angosto sendero que es la adultez, ese camino que no puedes recorrer sino dejas de ser un niño, un inmaduro, un inocente.
Para mí ese momento fue, no un shock, pero si un momento nada liviano. Quizás para otras personas esa transición fuera o sea más amena, más sencilla, para otras seguramente será mucho más dura de lo que fue para mí, y habrá otras que irán desde no haber terminado del todo esa transición, y encontrarse a mitad de camino, a mitad de cambio... Hasta a no haberla hecho nunca, ya que hay algunas personas que son verdaderas inmaduras e inmaduros, por no decir completos imbéciles.
Eso es algo que todos, tenemos que hacer, de una forma u otra, antes o después, pero que debemos hacer, es lo que toca, no hay otra y es lo mejor, por dura que sea dicha transformación...

11/10/16

Y ahora veo mi error.

Estaba deprimido, hundido en la tristeza, agotado de la vida, en una negrura tan profunda que faltarían hojas para describirla y no se podría siquiera cuantificar. Y tú podías haberme ayudado, pero no te pedí ayuda. Esa tristeza, ese no poder escapar de ti mismo... Tú podías haberme ayudado, pero fui estúpido, tu contabas conmigo para todo, para ayudarte siempre que tenían algún problema, y yo no fui capaz de corresponder tu confianza. No fui capaz de estar a tu altura.
Fui estúpido. No era capaz de contártelo, pensaba, que como demonios te ibas a sentir segura, a salvo, como te ibas a sentir protegida por mi, si yo me sentía así, como ibas a pensar que yo podía cuidarte si no era capaz de cuidarme a mi mismo, como ibas a estar a salvo con alguien que estaba así... Como alguien tan débil, tan asquerosamente débil, ya que era esa una de las razones de mi ira y mi dolor, como alguien así podía cuidar de ti.
Supongo que quería que me vieras como algo que te podía proteger, supongo que quería que vieras en mi, un muro, que no dejara pasar ningún mal, que fluyera hacía ti. Un lobo, peligroso, sangriento, salvaje... Que se lanzara como un loco contra lo que intentara atentar contra tu seguridad. Un perro, leal, que nunca bajara la guardia, que nunca dejara de estar atento, que nunca dejara de prestarte atención, que nunca te fallara. No quería fallarte y al final te fallé. Simplemente tenía que haber dejado de intentar ser algo y ser sólo yo, al fin y al cabo ese o eso es lo que te gustaba, yo, nada más. Con mi forma de ser, fuera cual fuera, y si estabas conmigo, sería porque te sentías segura. Pero hay veces que necesitas algo más que lógica, para atravesar un fango así, un fango que embota una mente en tinieblas de esa manera.
Y sin verlo venir, ni tú, ni yo, ni nadie... Pasó, me fui, dejé este mundo, un mal afortunado accidente. Una estúpida casualidad que se me llevó por delante. Sin quererlo pese a todo, te dejé, me fui de tu lado...