27/12/16

Feliz cumpleaños, ahí va la hostia.

Buenos días lectores. Hoy he querido hacer una entrada especial, para una persona muy especial, mi amiga Itziar. Y perdona, Ichi, si escribo mal tu nombre, pero a ver ¿no podías tener un nombre más fácil de recordar como se escribe? ¡Nunca me acuerdo si es Itziar o Itxiar! ¿Donde han quedado las Pepas? ¿Las Telesforas? ¿Las Jacintas? ¿Y las Petronilas? Son nombres que se están perdiendo. ¡Se están perdiendo! Querida Ichi, y a partir de ahora te llamaré así en la entrada, ¿Has considerado en cambiar tu nombre por uno de estos?

Cierto es que no quedaría tan "cuqui" como Ichi, o Ichisita, y que por tanto no conjuntaría tanto con esa enorme sonrisa que llevas siempre y que tan bien te sienta... Pero en serio, yo lo veo, sobre todo el de Petronila. Queridos lectores, si os veis ahora, o en un futuro cercano, o lejano, lejano también vale, en la tesitura de tener que poner nombre a vuestra hija (o a vuestros hijos, de perdidos al río), no dejéis de considerar estos nombres que os he dado y que os recuerdo ¡Se están perdiendo!

Bueno quiero hablaros un poco de Ichi. Para empezar es una gran amiga, ¿lo dudabais? si no a cuento de que demonio iba a estar yo aquí invirtiendo mi valioso tiempo en halagarla. Es la clase de amiga que viene a verte a casa cuando estás con una conmoción y una costilla rota con la peli del señor de los anillos, cuando sientes que a nadie le importa que te hayan dejado así por ahí. La clase de amiga que te hace reír hasta desternillarte cuando más de bajón estás, la que no duda en cruzarte la cara de un bofetón en medio de un autobús, con una docena de espectadores, cuando empiezas a rallarte sin necesidad acerca de si podías haber hecho algo más por alguien a quien de quien tenías que haber alejado tu camino mucho antes de lo que se acabó alejando. La clase de amiga que nunca te falla, que nunca te da de lado, y que siempre tiene un combinado satánico y explosivo para si te apetece salir de fiesta, una taza de chocolate caliente para si estás depre, un té para si te apetece hablar o una bebida espumosa cuyo contenido te hace sospechar al ser desconocido y que te deja una sensación de burbujas en la nariz y que te hace reír con más facilidad cuando te apetece reír hasta que te duela la garganta. No miento,lleva un maletín como los de médico lleno de potingues cual barman profesional.

Es una amiga leal y seguramente la mejor que tenga. Porque si ha sido capaz de ser tan buena y cuidadosa conmigo, como la mejor hermana mayor que uno pudiera desear, después de que cuando yo la conociera le soltara la gilipollez que le solté y que no soltaré aquí porque no quiero ganarme vuestro odio como casi me gano el suyo, por humor racista interprovincial... Sí una persona después de aguantar tamaña chorrada se convierte en tu mejor amiga y cuida de ti con tal empeño, es que vale la pena, y de verdad.

Ichi y yo hemos pasado mucho, queridos lectores, la he intentado matar a disparos, empapado en sangre mientras ella se descojonaba una y otra y otra vez sin remedio de la cara de psicópata que ponía. Llegados a éste punto me conozco todas sus caras, desde esa sonrisa enorme que tiene con la gente que le cae bien, pasando por la expresión que pone de carcajada resultado de intentar respirar y reír a carcajadas a la vez, hasta la cara de asco que pone al hablar de ciertas personas que no le caen nada bien y que es igual de divertida que las anteriores. Incluso me conozco las caras que más miedo dan, como la de "Estoy intentando no arrancarte la yugular y mira que sonrisa" sonrisa de psicópata por cierto, o como la de "Estoy tan cabreada que ya ni sonrío para mantener las apariencias" hasta la de "pero bueno, no me explico, ¿tú eres gilipollas o que puto problema tienes?" Como iréis entendiendo, lectores, Ichi es una mujer muy expresiva. En su vida le he visto decir una palabra mal sonante, y si la ha dicho ya no lo recuerdo, pero tiene miradas y expresiones que dan auténtico miedo, más duras y crueles que las de cualquier caudillo bárbaro. Y si tenéis suerte y algún día la conocéis, no busquéis esa expresión en ella, corréis el riesgo de acortar rápidamente vuestras vidas, ante tal audacia.

He llorado con ella, he reído con ella, he reído a carcajadas (pues y los que me conocen lo saben, hay una clara diferencia entre cuando me río, y cuando me río a carcajadas) me he sincerado conmigo mismo y con lo que sentía, con su guía y con ella como testigo y le he pedido consejo numerosas veces, más de las que nadie me aguantaría. Ella siempre ha tenido a bien escucharme, aguantarme, ayudarme y hasta protegerme, sí, incluso los tíos tan duros como yo, necesitamos una mano protectora de vez en cuando, aunque nos proteja de nosotros mismos y o nuestra falta de sentido común. ¿Por qué tengo una amiga tan genial y tan estupenda o como la he conseguido? La verdad es que no lo sé. La única conclusión lógica que se me ocurre ante tal proeza es que debo ser el tipo más jodidamente afortunado de éste mundo para tener a gente tan maravillosa que me valore.

Pese a que me canten ciertas canciones en el karaoke, me regalen una tiara de princesa y un tanga rosa estampado de flores, que me hagan poner en mi cumpleaños, y otras barbaries de las cuales no me olvido, aunque recuerdo con cariño y una sonrisa. (Borja perdona, pero no olvida "babys") En fin que Ichi es una gran persona, una tía de puta madre, y una de las pocas que hoy en día recuerdan lo que palabras que al parecer están olvidadas como "honor" y "lealtad" significan. No me ha fallado nunca. Y es una persona honesta, que entiende el bien como lo que se hace y punto y ni se cuestiona. Y si hay pocas personas que entienden los dos términos anteriormente dichos, hay menos aún como Ichi auténticamente buenas.

En definitiva, con estas líneas termina mi presentación y estudio de esta gran persona, queridos lectores. Y bueno, Ichi, ya que si mis maquiavélicos planes salen bien, pronto leerás esto, de nuevo y ahora sí, en la fecha correcta... ¡Feliz cumpleaños!

12/12/16

¿Qué coño le pasa a este mundo?

 ¿Qué coño le pasa a este mundo?
Sí, lo habéis oído bien, esa es mi duda, eso es lo que me pregunto, así, tal cuál, hablando en plata y llenándome la boca de... Bueno tampoco hay porque ser tan soez. El caso es que no pienso andarme con florituras, estoy cabreado, hasta las "narices", por no hacer alarde y referencia de la esferitud o densidad velluda de ciertas partes de mi fisionomía. En definitiva harto.
¿Y qué me tiene así? Tan irascible, tan aborrecido, tan virulento, tan rabioso, tan soberanamente (hasta las pelotas) hastiado. Algo que llevo viendo desde hace bastante tiempo. Algo que se ha convertido en una realidad en los tiempos que vivimos.
La gente, las personas, individuos e individuas de nuestra sociedad, compañeros, compañeras, amigos, amigas y familiares. Gente que conocemos, de todas las clases, sexos, y condiciones, con la que convivimos, que nos despierta simpatía y cariño. Haciendo daño.
¿Haciendo daño? Haciendo daño, sí.
¿Por qué demonios somos tan virulentos/as? ¿Por qué avanzamos pisando a quien sea y como sea? ¿Despreciando, faltando, ofendiendo, aplastando y menospreciando? ¿Por qué las personas hemos dejado de ayudarnos, de hacer piña, de buscar algo en común y buscar un objetivos que en mayor o menos medida nos beneficie a todos?

9/12/16

Personaje

Paso a través de la neblina. No veo absolutamente nada. Una especie de manto blanco no le deja ver a mis grises ojos, una especie de manto húmedo mantiene mojados cada uno de los rincones de mi cuerpo. O esa la impresión que me está dando el estar en esta situación tanto tiempo, sin cambios.

Doy palos de ciego tratando de buscarte. A ti, que no sé quién eres. Que no sé qué eres. Ni tan siquiera tengo constancia de tu existencia, la única referencia a tu persona es un fantasma espectral que me aparece en sueños y me susurra. Me pide suplicante que le encuentre y le libre, por un rato al menos, de la condena que vive en el mundo de los pecados. Pero habrán pasado horas desde que estoy divagando por esta estepa. Supe llegar. Pero no sé a dónde voy.

Lo sé. Conozco este lugar y tengo el presentimiento que estás aquí conmigo. Aquí, en estas mismas líneas, en el mismo paisaje que te he descrito. Por ello no me rindo, por ello no abandono el arduo deber de contactar contigo, de tener unos minutos para hablar y me digas que tal estuve... Qué tan bien cumplo con el papel de ficción que un creador me ha impuesto.

¿Estás ahí?, ¿me escuchas?


.... ¿Me lees?

1/12/16

Laberinto

 Cómo arrancado de los brazos de un sueño, desconcertado y desorientado, deambulaba de lado a lado, parecía que su vista no enfocase bien, su visión era borrosa por momentos, su mente no era capaz de seguir un rumbo lógico y eso le impedía comprender la realidad en la que se encontraba o simplemente planteársela. De repente empezó a oír un sonido, gutural, como un "clack, clack" que resonaba en medio de ese ambiente desconcertante.
Un mal sueño, una pesadilla quizás, no podía decirlo, no podía estar seguro de estar despierto, pero tampoco de estar dormido. Unas campanitas parecieron sonar ahora, era como si el silencio, de repente se viera profanado por unos siniestros tintineos, el sonido de un metal golpeando a otro, no muy fuerte, no muy grave, pero con un timbre único, con un sonido especial, que le confería a aquella nota un algo que helaba la sangre.
Esos sonidos que acompasaban el deambular de su cuerpo y de su desconcertada mente no mejoraron la situación en la que se encontraba, no aliviaron el miedo incipiente que empezaba a atenazar su corazón, el miedo a no saber donde estás, a no saber como has llegado allí, el miedo que produce ese desconcierto acompañado de una inminente sensación de peligro.