A veces pensando, me pierdo en divagaciones, cosa a la que, por otra
parte, ya os tengo más que acostumbrados. Y hoy estaba pensando en
la gente, que se empeña en complicar las cosas fáciles. A nivel
profesional, sentimental, social, da igual el ámbito. La gente que
se empeña en enrarecer el ambiente, que se empeña en hacer algo
fácil, difícil. Qué demonios pasa con esa gente, bueno aunque es
algo que seguramente hagamos todos, o lo hayamos hecho. Es un
fenómeno curioso de estudiar o valorar. Porque es como una plaga
zombie. Ahora os lo explico en profundidad.
Yo soy una persona que intenta ir de cara. No siempre es fácil y no
siempre se puede hacer. Pero, sobre todo con los años, mientras que
la madurez me va volviendo mejor persona, lo intento, de verdad. Es
como la frase de aquella película, que básicamente decía que el
tipo en cuestión era honesto porque simplemente, dormía como un
bebé por las noches sabiendo que buscaba siempre hacer lo correcto.
Supongo que llegó un punto de mi vida que me sentía tan culpable
por tantas cosas que decidí seguir ese camino. Sí, queridos
lectores, he tomado muchas malas decisiones, la mayoría por
insensatez, falta de madurez o escasez de pensamientos fríos y
claros. No tengo demasiada malicia, estupidez por otra parte... En
fin.
Bueno, divagaciones a parte, que sería de mí sin ellas. Intento ir
de cara, poner las cartas encima de la mesa y hacía delante con
objetivos claros y honestos, siempre que puedo. Y sobre todo con la
gente que lo merece. Pero como podéis imaginar si intentáis en
vuestro día a día seguir una trayectoria similar, no es nada, nada
fácil. La gente a menudo trama, conspira, maquina. Y muchas veces,
creo yo, ese esfuerzo por ocultar intención o personalidad, les sale
mal. Así que... ¿Para qué?
Es decir, a mi me jode mucho recordar algo que saliera mal o bien,
fue porque yo no hice las cosas como debería haberlas hecho. ¿Soy
el único que piensa así? No lo creo, pues hay gente mucho más
honesta que yo y que hace las cosas porque hay que hacerlas bien, no
por un beneficio moral que se limita a no sentir ciertas cargas
éticas. Lo malo de la gente que juega al juego de la vida de esa
manera extraña no es lo que sacan en sí y como lo sacan, sino los
daños colaterales.
He visto mucha gente buena, mucha gente honesta, tomar desvíos en su
rectitud, porque están hartos de ser los únicos que cumplen las
normas en el juego. Y joder eso si que me parece mal. Cuando tú eres
un cabrón, un falso o simplemente una persona que hace las cosas de
una forma rara que provoca incidencias, y te perjudica a ti, bueno,
pero cuando jodes a otra gente, y provocas que cambien, que tengan
menos ánimos en cumplir una serie de normas... Mal, muy mal. Joder
eso tiene que se una carga muy gorda que llevar a tus espaldas.
Es decir, yo creo que soy una persona de fácil trato, con la que si
te quieres llevar bien, lo tienes fácil, hay cosas muy sencillas que
me encantan y otras muy simples que me disgustan y siempre intento,
en situaciones difíciles, ponerme en la posición del otro antes de
hacer algo que pueda perjudicarle. Al menos ahora soy así. Ahora que
tengo más sentido común. Bien, pues creo en definitiva que soy de
fácil trato. No me vas a llegar al corazón pero joder, puede haber
cordialidad conmigo.
Pues porque tengo problemas con tanta gente, sería una cuestión,
desavenencias, malos rollos y enemistades. O yo soy el cabrón más
grande y más falso que existe, o éste mundo es incierto, complicado
y lleno de gente que enrevesa lo difícil, que enturbia lo claro. Y
no me limito a mi caso, conozco multitud de casos de gente que tiene
que joderse por ser honesto, pagar las consecuencias por ir de cara,
como también conozco casos de gente que juegan a enturbiar,
manipular y enredar para fracasar una y otra y otra vez. No sé si se
trata de una cuestión de ego, de un extraño concepto del amor
propio o de qué.
La cosa es que... En definitiva, lo que quiero decir, el mensaje que
intento mandar es... ¿Y si ponemos un poquito todos de nuestra parte
y simplificamos las cosas? Somos amable, cívicos, honrados y
educados; Tratamos a las personas como a nosotros nos gusta que nos
traten. Dejamos nuestras cargas y heridas personales y emocionales a
un lado antes de que los más cercanos a nosotros las sufran mientras
estas se arreglan y cicatrizan... Ya sabéis esas cosas.
Y por último, ya para sacar puntuación record, ¿Qué tal si no
damos a nadie por sentado? Es decir, es algo que veo mucho. Veo a
gente que se desvive por otra, que cuida y ampara con un cariño y
actitud especial, y lo que consigue a cambio, lejos de una
reciprocidad, de respeto, de cuidado, es que le den por sentado,
porque las personas en general, tendemos a no valorar lo que tenemos,
por bueno y único que sea. Y donde primero pecamos de esto es al
convivir y tratar con otras personas. Hay gente muy especial, que da
mucho a quienes le rodean. Gente a la que a veces se da por sentado,
no se trata, se cuida y se respeta como debe, hasta que no faltan. Y
esa gente cada vez escasea más. Así que quizás deberíamos poner
más empeño en cuidarles y valorarles como merecen.