18/3/16

Gime

Llego a casa tarde, harto de trabajar, dejo las cosas, aunque en realidad caen de mis manos. No puedo pensar más que en una ducha fría que me congele y me haga sentir algo distinto a cansancio y agotamiento. Casi voy desnudándome por el camino, entro en la ducha, y abro el grifo. Está gélida, tiemblo, mis músculos se tensan, mis hombros se contraen por el frío, como queriendo huir de ese agua glacial, pero esa ducha realmente me sienta bien. Abro el grifo del agua caliente y entonces elevo la temperatura, me relajo, bostezo, me siento cansado, pero ya no agotado, salgo de la ducha y me cubro con una toalla la cintura, por costumbre.

Voy hacia la habitación andando con cuidado, ella estará durmiendo, y ahí está, majestuosa, dormida, impresionante...




Es increíblemente preciosa, a pesar de la penumbra consigo vislumbrar algunas de sus formas y no me cabe duda de lo afortunado que soy. La tenue luz de la luna baña la habitación y eso la hace más bella todavía, si cabe. Voy a por unos boxers, no me gusta dormir del todo desnudo, es por comodidad. La cómoda está cerca de su lado de la cama, así que abro el cajón con sumo cuidado, intentando no despertarla y creo conseguirlo, la madera del cajón deslizándose apenas produce un mudo siseo. Cojo los primeros que encuentro cómodos al tacto y cierro el cajón con sumo cuidado de nuevo. Pero al ir a mí lado de la cama y pasar cerca de ella, una mano me agarra. Es la suya.

Su fino oído, a pesar de todo, me ha conseguido oír. Su mano se ha enganchado al elástico de mis boxers, y veo en la penumbra de la habitación como sonríe somnolienta, pero con picardía. No puedo evitar que el deseo despierte una sensación de calor en mi vientre hacía mi... Su mano a empezado a acariciarme, La agarro. Y me la llevo a los labios, besándola en el dorso y los dedos, y acuclillándome a la vez, recorro su brazo dando pequeños besos. Hasta que llego a sus labios, sin soltar su mano, la beso y la rodeo con mi otro brazo, ella acaricia mi cabeza con la mano que le queda libre.

Es tarde, pero el deseo me puede. Estoy excitado, ella produce en mí ese efecto. Tira de mí, intentando llevarme a la cama y me tumbo junto a ella, sin dejar de besarla. Sus brazos rodean mi espalda, pero yo los agarro, y con fuerza, pero sin hacerle daño los clavo sobre el colchón, inmovilizándola. La sigo besando, y ahora mis labios y los suyos se abren un poco, y entonces nuestros besos se hacen más profundos, nuestros labios juegan, nuestras lenguas se encuentran y bailan, encendiéndonos, hay tanta pasión, tanta fuerza en el ambiente que parece como si todo desapareciera, como si sólo pudiera percibir las sensaciones que ella me despierta.

Noto que voy a explotar, que no soy capaz de contenerme, que necesito hacerla mía, unirme con ella... Ya no puedo aguantar más juegos... Recorro su cuello besándola y noto su respiración agitarse, entonces dejo que mis dientes se claven suavemente en su cuello, arrancándole un pequeño gemido, jugando con ella, voy a su oreja, y la beso, muerdo su lóbulo... Intenta liberar sus muñecas, no quiere que sea sólo yo el que juegue e impaciente, pero no la dejo, y noto cómo sonríe, inquieta y excitada.

Sin soltar mi presas, sigo besándola, besando su cuerpo, recorriéndolo, bajo dando besos por la línea de su clavícula, y llego a sus senos, paso a agarrar sus dos muñecas con una sola de mis manos y  con la otra le quito el sujetador. Beso sus pechos, los acaricio, mi lengua acaricia sus aureolas, mis labios aprietan sus pezones. Y finalmente la muerdo, lo suficiente para que note mis dientes, pero no tanto como para que sienta dolor, éstos se endurecen, su respiración cada vez es más agitada, su piel está extremadamente caliente, y de vez en cuando leves gemidos manan de ella.

Bajo besando y mordiendo de nuevo, por su vientre ahora, y éste tiembla de placer y excitación a mi paso, finalmente llego a sus caderas y agarro sus bragas con mis dientes. Suelto mi otra mano, ahora utilizo mis dos manos para levantar sus caderas y arrancárselas.

Mis manos acarician y abren sus muslos, mi boca los besa, en la cara interna y los muerde, y mi boca pasa a besar sus otros labios, su espalda se arquea de placer mientras mi lengua juega con su botón... Sus manos clavan en mis hombros, sus uñas en mi carne, cada vez respira más fuerte, tiembla entera, no para de contornearse por el placer, intentando callar, intentando encerrar ese gemido, ese orgasmo que la quiere poseer, entera, quiere guardar silencio para impacientarme, para hacerme rabiar... Pero mira que eres mala...

Pero no puede; Finalmente sus labios, articulan pequeños gemidos que van a más, Consigue decir: «Pero qué me haces» alargando sensualmente las silabas y calentándome... Y finalmente llega al orgasmo, unos gemidos profundos y rápidos se suceden mientras ella, cayendo por el precipicio del placer clava más sus uñas en mi espalda, y su espalda se vuelve a contornear, alzando su vientre lejos del colchón, hasta que tras otro orgasmo seguido, no puede evitarlo y sin control estalla, loca de placer, loca por mí.

"ferendum non innmerito est propheta sine honore nisi"

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